Hoy en día a todos nos ha parecido extraña e innecesaria alguna de las modas que siguen tantas personas y no entendemos el por qué. Pero, lo cierto es que la historia de la moda ha albergado multitud de creaciones siendo la novedad la novedad la que marcaba tendencia, aunque fuese cuanto menos, peligrosa.

¿Qué papel tuvo el corsé en la historia de la moda?

Un ejemplo de ello fue el famoso corsé que todos conocemos, pero la diferencia es que los primeros estaban fabricados con metal, aunque después se sustituyeron estos modelos con otros que llevaban inserciones de madera y algún otro hecho con placas de hueso de ballena, el cual era un poco más flexible. El uso de esta prenda se empezaba a utilizar desde una edad muy temprana, podía provocar el desplazamiento de los órganos internos y no se quitaba siquiera durante el embarazo.

Ha pasado a la historia de la moda como un símbolo de sensualidad, ya que se utilizaban para reducir al mínimo la cintura de la mujer y realzar su pecho, por lo que fue una de las prendas más usadas por las mujeres durante siglos, a pesar de que causara horribles torturas.

En 1874 se publicó una lista que pasaría a la historia de la moda. Afirmaba que existían al menos 97 enfermedades relacionadas con el uso de esta pieza, como indigestión, mareos por falta de respiración, hemorragias internas e incluso estados de histeria, entre otras cosas.

Se viralizó y causó tal obsesión esta prenda de ropa que hasta una bailarina llamada Sylphe popularizó a principios del siglo XX un corsé que tenía como propósito convertir la silueta femenina en una S, algo que era muy dañino para la columna vertebral.

¿Qué otros experimentos en moda resonaron en la época?

Más tarde surgió entre los jóvenes de Inglaterra una moda que consistía en realizar varias perforaciones en la espalda para pasar listones cruzados, como si fuese un corsé, pero con piercings. Cientos de estos jóvenes lo hicieron a pesar de ser algo incómodo y doloroso.

Otro ejemplo de estas extrañas y perjudiciales modas se viralizó en Europa y América en el siglo XIX, en la que la ropa en sí era muy peligrosa, tanto para quien la usaba como para quien la fabricaba. Los colores utilizados para pintar las telas de las prendas eran, en su mayoría, muy tóxicos. Por ejemplo, el color verde esmeralda estaba realizado en parte con arsénico y podía provocar heridas en la piel, inflamación y en casos extremos, la muerte, cosa que parecía no importarles a las mujeres de la época victoriana.

Pero no solo ocurría con la ropa, ya que otro de los episodios de la moda fue llevado a cabo por las nobles europeas. Este episodio consistía en echarse belladona en los ojos para conseguir una manera más expresiva sin importar las propiedades tóxicas conocidas desde la antigüedad. Su uso constante podía llegar a causar problemas de visión e incluso ceguera permanente.

Vestidos victorianos y faldas con armazón

En el siglo XIX parecía no importar la salud y el peligro si eso significaba ir a la moda. Se viralizaron los armazones que se utilizaban bajo las faldas para darles un gran volumen. Entre 1850 y 1870 su tamaño fue aumentando y cuanto más voluminoso era, más a la moda estaba el outfit.

El peligro radicaba en el alto riesgo de incendio, ya que en esa época el fuego se encontraba por todas partes: chimeneas, velas, cocinas, etc. y resultaba muy fácil que una falda se prendiese, y si eso sucedía, la mujer se veía atrapada en ella. La esposa del poeta Henry Wadsworth Longfellow, la archiduquesa Matilde de Austria y dos hermanastras de Oscar Wilde fallecieron de esta manera. Es más, The New York Times aseguró que en 1858 las  crinolinas provocaban como promedio, tres muertes por semana. Así, estos y muchos otros acontecimientos pasaron a la historia de la moda como verdaderas tragedias y no como símbolos de estilo.